Quebrar la huelga generada por
los desatinos de una arbitraria negociación contractual a como dé lugar es
política de Estado en la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), cuyas acerías
(Planchones y Palanquillas) centran los esfuerzos intimidatorios de un gobierno
que mantiene como única salida al conflicto el reconocimiento sin chistar del
contrato colectivo impuesto en la madrugada del 14 de agosto pasado.
En un tercer intento para
reactivar las acerías, el Gobierno utilizó todos sus recursos para presionar a
los trabajadores a que desistieran de la protesta y aceptaran el contrato
colectivo que, a un mes de su firma, no ha sido presentado legalmente a los
sidoristas.
En el
portón III de Sidor, por tercer día consecutivo, se instaló una alcabala del
Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin); el servicio de
inteligencia irrumpió en la casa del trabajador Javier José Rodríguez y se le
dijo a su familia que se le buscaba por “desestabilizar” al país; en las
acerías de Palanquillas y Planchones desplegaron un contingente de la Guardia
Nacional Bolivariana (GNB) y a los trabajadores que manifestaban en la planta
se les amenazó con más calificaciones de despido.
La estrategia
fue reforzada con una publicación en un medio regional en el que el
viceministro del Trabajo, Elio Colmenares, dijo que no había posibilidad de
reanudar la discusión del contrato y tampoco veía posibilidades de conciliación
en el caso de las 13 calificaciones de despido solicitadas por Sidor.
Bajo
ese panorama, la directiva procedió la tarde de este miércoles a drenar el
horno 1 de la Acería de Planchones (que quedó afectado luego del improvisado
arranque la noche del martes) y retomar las operaciones en el horno 6; los
únicos que funcionan de los cuatro hornos de fusión.
A los
empleados de las otras áreas, que intentaron entrar a la acería, se les amenazó
con gases lacrimógenos, mientras uno de los militares de la directiva les
gritaba: “traición a la patria”.
De esa
manera lograron colocar en operaciones la Acería de Planchones que funciona a
menos de su capacidad instalada.
Los
gerentes explicaron al personal de guardia las bondades del nuevo contrato
colectivo e informaron que a partir del lunes comienza el conteo para el
cálculo de las utilidades; ese último punto significó el punto de quiebre.
Sobre
las presiones, el presidente del Sindicato Único de Trabajadores de la
Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss), José Luis Hernández, pidió a los
sidoristas mantenerse “unidos” para exigir que se discutan las cláusulas
económicas que se analizaron con un sector del sindicato.
Forzado
Sobre el arranque la noche del martes, el técnico fundidor José Jiménez contó
que las operaciones se retomaron bajo “amenaza”. “Propuse a la representación
de la empresa que el planteamiento de arranque debía hacerlo a las demás
cuadrillas porque eso requería unas condiciones mínimas, y que si no se hacía
así en vez de solucionar un problema se iba a acarrear otro, como en efecto
pasó”, contó.
El
delegado de prevención, Carlos Ramírez, responsabilizó a los militares de los
daños. “Los responsables son los militares, los representantes de las empresas
que obligaron a los trabajadores a arrancar sin tener las condiciones”.
La acería cumple este miércoles
13 días de paro. Los empleados exigen conocer las actas originales del
contrato, cuya firma el Gobierno anunció la madrugada del 14 de agosto.
Calificaciones
en veremos
Los 13
trabajadores de Sidor calificados de despido no han sido atendidos formalmente.
El delegado Fernando Pirela indicó que la Inspectoría del Trabajo informó que
el procedimiento no estaba en sus manos, sino en la Inspectoría Nacional
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