martes, 12 de abril de 2011

Aquí Opinan


Los trabajadores y el socialismo real

LEÓN ARISMENDI


Dejó escrito el señor Carlos Marx, en los Estatutos Generales de la Asociación Internacional de los Trabajadores, publicados en 1871 que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos". Quizás sea esa una de las máximas más pateadas por los regímenes construidos por quienes se declararon continuadores del pensamiento del filósofo alemán. Tanto en la extinta Unión Soviética como en las demás naciones donde los denominados partidos de la "clase obrera" llegaron al poder los trabajadores pasaron a ser convidados de piedra en la construcción de una sociedad que según la proclama, ellos mismos debían edificar y dirigir.
Varias veces, en los tantos eventos sindicales en que me ha correspondido participar he dejado caer preguntas como las que siguen: ¿Dónde están los dirigentes sindicales formados en los países, de lo que fue (y de lo que queda) el denominado socialismo real? ¿Qué se hicieron? ¿Cuál es su nivel de participación en el sindicalismo, hoy en día? En el año 2003, si no recuerdo mal, con el patrocinio del ILDIS (Fundación Friedrich Ebert) tuve la fortuna de asistir a un evento, en Berlín, sobre la problemática de las Relaciones de Trabajo. En ese contexto, participamos en una reunión con dirigentes de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB) y conocimos algo de su dilatada experiencia en los quehaceres que le son propios.
Por razones obvias, tenía particular interés en conocer cómo había sido el proceso de integración de las dos "alemanias" en lo atinente a las relaciones laborales. Pues bien, una de las respuestas que obtuvimos de nuestros interlocutores fue que muchos empresarios preferían a los trabajadores provenientes de la Alemania socialista, por la sencilla razón de que eran más "obedientes" que sus pares de la Alemania Federal y renuentes a reclamar nada. Meses antes, con ocasión de una huelga, dicho problema se había puesto más de bulto, dado el esfuerzo que hubieron de hacer los dirigentes del conflicto para que ese sector de los trabajadores no lo saboteara.

Ni qué hablar de la Central de Trabajadores Cubanos (CTC), cuya actuación más protuberante, en los últimos tiempos, ha sido para hacer el papel de voceros del despido de miles de trabajadores en la isla, los cuales, con el auspicio de dicha central, pasarían a ocuparse de labores "por cuenta propia", vaya usted a saber en qué.

Para quien esto escribe es duro admitir que a los trabajadores les ha ido bastante mejor en las sociedades capitalistas democráticas que en ese infierno que fue (y es en donde queda) el socialismo real. Si nos miramos en el rol que este gobierno le tiene asignado a los trabajadores y a sus sindicalistas nos encontraremos con esta escueta agenda: Aparte de anarquizar la cotidianidad de las pocas empresas privadas que aún sobreviven, deben amar a Chávez, aplaudirlo, aclamarlo, hacer marchas en su nombre y procurarle la eternidad en el poder. Vaya manera de emanciparse.



Fuente: Diario Tal Cual





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